El catálogo de certificaciones de idiomas es muy amplio y se divide en dos categorías: los exámenes mononivel y los multinivel. Los primeros evalúan un nivel concreto del Marco Común Europeo de Referencia para las lenguas (MCER), y exigen que el candidato apruebe el examen. En esta categoría se encuadran las titulaciones de Cambridge, Trinity College London y Escuelas Oficiales de Idiomas.
Por el contrario, los exámenes multinivel miden la competencia lingüística en inglés de cualquier individuo, independientemente de su nivel, por lo que ni se aprueban ni se suspenden. A través de una estructura que también evalúa las cuatro destrezas básicas, se valora al candidato para definir en qué nivel se encuentra. Aquí se incluyen pruebas como IELTS (UK y Australia) y TOEFL (US), ambas con amplio reconocimiento en el ámbito laboral y el académico.
En los últimos años han aparecido además exámenes nuevos que buscan ofrecer pruebas más flexibles, cortas en duración y en tiempo de espera de los resultados y, sobre todo, más económicas: Linguaskill (Cambridge), Oxford Test of English (Oxford University Press), y Aptis (British Council).
Ante tal abanico de posibilidades podemos afirmar que la apuesta más segura por su calidad, popularidad en Europa y reconocimiento son las certificaciones de Cambridge English, aceptadas a nivel mundial por más de 20.000 universidades, empresas e instituciones gubernamentales. Sinónimo de credibilidad, posibilitan el acceso a becas, grados universitarios, puestos de trabajo, promoción y ampliación de perspectivas laborales, y titulaciones superiores en las que se requiere un dominio claro de las cuatro competencias lingüísticas.
Una de cada tres ofertas de trabajo exige un idioma extranjero y en el 92% de los casos esa lengua es el inglés. Los candidatos que optan por presentarse a estos exámenes y superarlos, buscan transmitir valores de confianza, esfuerzo, afán de superación y calidad. Contar con una certificación de Cambridge es, en definitiva, ponerle un sello de calidad a tu CV. Aun así, el tiempo de vigencia de los títulos es motivo de controversia. Una vez transcurridos dos o tres años de su obtención pierden validez, lo que desmotiva a muchos candidatos ante la idea de tener que superar las pruebas a lo largo de su vida académica o laboral para continuar demostrando sus capacidades.
Además, persiste el eterno debate, ¿son los títulos de idiomas garantía de capacidad lingüística? Algunos argumentan que los certificados oficiales son prueba irrefutable del dominio del idioma, otros opinan que estos son solo el pasaporte necesario para acceder a planes de futuro. Lo que es innegable es que el motor principal de la certificación de idiomas ha sido la movilidad internacional que obedece a causas académicas, profesionales y personales.
Obtener un certificado prueba que sabes inglés, además de indicar que posees otros valores. Pero no siempre garantiza que seas capaz de demostrar tu dominio de dicho nivel comunicándote en el idioma. Un certificado de inglés nos abre las puertas a un futuro mejor, conseguirlo es la llave para mejorar; pero debemos ser conscientes de que es el proceso de aprendizaje el que realmente nos beneficia al ayudarnos a desarrollar capacidades cognitivas y sociales que nos abren otra puerta muy importante, la de la comunicación.
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