De entre las muchas y muy duras lecciones que nos ha ido dejando la pandemia desde que irrumpió en nuestras vidas, podemos contar como una de las más universales la necesidad de valorar todo lo que tenemos y que a veces damos por sentado. Desde la posibilidad de dar un paseo por la calle hasta la tranquilidad por nuestra propia salud, todos somos capaces de enumerar partes de nuestro día a día que hasta 2020 nos parecían naturales y que, ya en 2021, agradecemos cada mañana seguir teniendo o haber recuperado.
Sin embargo, aunque como adultos siempre supimos que salvaríamos cualquier obstáculo que se nos planteara, las rutinas pueden tardar en volver a establecerse, lo que puede entrañar dificultades para el desarrollo de uno de los grupos que más han sufrido en silencio las consecuencias de esta emergencia sanitaria: los niños.
De la noche a la mañana (y, en muchos casos, fue literalmente así) su vida cambió por completo, puesto que dejaron de ver a amigos, profesores y compañeros de clase, todos ellos sin duda componentes fundamentales del apoyo emocional y educativo de cada niño; y, una vez pudieron regresar con ellos en las aulas, lo hicieron rodeados de normas y rituales que, sin embargo, aceptaron con la misma sobriedad con la que se quedaron en casa cuando sus papás se lo pidieron. Pero unos pocos no recuperaron las extraescolares en los colegios hasta más adelante, y muchos más todavía no lo han hecho.
Un retorno incompleto
¿A qué se debe esta ausencia?
Los problemas complejos nunca tienen soluciones sencillas, y a buen seguro cada uno de nosotros podríamos dar mil respuestas posibles, pero tras mucho debatir solo podríamos argumentar una posibilidad de la que emanan las demás: es una cuestión de confianza.
Cuando los centros educativos cesaron su actividad de forma urgente, las empresas extraescolares asumimos nuestro papel y nos amoldamos a la situación; pero, tras el verano, no recibimos el mismo apoyo mediático e institucional que sí encontró el ámbito curricular al inicio de un nuevo curso tan atípico. Y aun con todo, fue desde las extraescolares desde donde más rápida y eficazmente lanzamos diferentes iniciativas y planes de contingencia que garantizaban (y continúan garantizando) la seguridad en las aulas, un esfuerzo conjunto de diferentes organizaciones para continuar servicios que son fundamentales para centros, familias y, ante todo, alumnos.
¿Sabías que se ha demostrado que el contagio escolar está muy por debajo de los datos de contagio a nivel social?
Todas las medidas que implantamos desde las organizaciones del sector han funcionado y ofrecen resultados reales, cifras que demuestran que el entorno de un aula extraescolar es más seguro que otros ambientes sociales ajenos a los escenarios educativos, que sin embargo están mucho menos sujetos a la desconfianza de medios e instituciones.
Para agravar todavía más la situación, el abandono de las opciones extraescolares por miedos infundados ha obligado a muchas familias a optar por otras alternativas que, ya sea por improvisación o falta de recursos, resultan ser un sustituto poco recomendable a la hora de conciliar horarios y complementar la atención a los niños. Salir del paso contratando cuidadores de forma privada, buscando actividades cuyos encargados no están sujetos a ningún control de seguridad, o recurriendo a los abuelos reiteradamente puede suponer, en gran medida, una exposición innecesaria a posibles contagios, poniendo en riesgo la salud de todas las partes implicadas.
Un objetivo común
Más allá de los planes de contingencia, que se adaptan a los recursos de cada centro y la realidad de sus alumnos, el valor seguro que ofrecen las empresas extraescolares en los colegios nace de nuestra capacidad para mantener una gestión integral de todos los recursos, que nos permite asegurar el seguimiento estricto de protocolos de actuación en entornos todavía más controlados que un aula curricular, puesto que nuestras ratios son menores y favorecen todas y cada una de las medidas higiénico-sanitarias.
Además, cada plan integral diseñado en beneficio de la seguridad de todos cuenta con algo más que la iniciativa de unos pocos, puesto que el sector de las empresas de actividades extracurriculares es una comunidad con alcance nacional que convive con todos los centros educativos del país. Así, existe un gran número de asociaciones de servicios extraescolares que participan de este impulso para recuperar la confianza (tales como ASAECYL, AESECEAR, AESPECAN –de Castilla y León, Aragón y Cantabria respectivamente- por nombrar unos pocos), grupos que se crearon con la intención de compartir experiencia y recursos para hacer frente a los desafíos que hemos hecho nuestros, ante la inacción institucional.
Defendiendo tus derechos
Estos desafíos no incluyen solo la recuperación de la normalidad educativa anterior al inicio de la pandemia, sino también la visibilización de todo lo que está en juego de no recuperarse esta, incluyendo los derechos que pertenecen a los miembros de la comunidad educativa y que se están poniendo en entredicho.
¿Qué derechos defendemos desde las extraescolares?
En pocas palabras, defendemos tu derecho a decidir. Las actividades extraescolares en los colegios no son un añadido más al horario escolar de un alumno: son parte fundamental de su formación académica, ya que refuerzan contenidos y le dan la oportunidad de explorar sus capacidades más allá de un entorno academicista. Y, por si fuera poco, consiguen promover la conciliación de la vida familiar y laboral. Si dejamos que las extraescolares se vean desplazadas por la implantación artificial de un horario intensivo, ¿qué pasará con los millones de familias con semejante disparidad de horarios entre padres e hijos?
Además, la emergencia sanitaria nos ha demostrado que la enseñanza completamente online no es un objetivo que se pueda conseguir plenamente a corto plazo, ya que la brecha digital es demasiado acusada para garantizar igualdad de condiciones a todos los alumnos. Los servicios que prestamos desde el sector extraescolar aseguran esa igualdad, debido a nuestro enfoque mucho más personal e individualizado.
Por último, y no por ello menos importante, trabajamos en favor de la recuperación de todos, ya que el daño infligido a las extraescolares no solo lo han sufrido todos los alumnos que participan de ellas (alrededor de 50.000 solamente en Aragón, por tomar un ejemplo), sino también la comunidad implicada: tanto las familias que lo sentís en vuestro día a día, como cientos de miles de puestos de trabajo directo e indirecto, relacionados no solo con los servicios educativos, sino también con el transporte, los servicios de comedor, y toda suerte de actividades complementarias afectadas por esta falta de apoyo para restaurar la confianza.
¿Qué puedes hacer?
Aunque actualmente somos muchos, en esta labor todavía no estamos todos. Puede que nuestros esfuerzos estén puestos en el lugar correcto, pero no es fácil recobrar todo lo que un año de pandemia nos ha obligado a perder por el camino. Y sabemos que desde todas las partes implicadas en el ámbito educativo podemos hacer que todo esto cambie. Los colegios y las propias familias sois la solución para recuperar la normalidad en las actividades extraescolares que se realizan dentro de los centros educativos.
Desde los servicios extraescolares necesitamos vuestro apoyo. Solo con él podremos continuar dándote el servicio de calidad que habéis llegado a conocer y considerar parte indispensable de vuestro día a día, y que tal vez aún no hayas tenido la oportunidad de recuperar. Las pruebas están ahí, a vuestro alcance: entornos seguros, mantenimiento de estándares higiénicos, grupos controlados, gestión integral educativa y sanitaria, y un largo etcétera de medidas que nacieron, se aplican, y se mantendrán en el tiempo con el único objetivo de ofreceros la vuelta a la normalidad que realmente merecéis. La garantía de calidad que siempre han significado las actividades extraescolares en los colegios.